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miércoles, 3 de octubre de 2012

Voces desde dentro.

¿Y esto es lo que quieres? 
Pues no lo sé y como no lo sepas tú, ¿Cómo voy a saber yo que es lo que quieres? Y digo yo...
¿No es mejor que lo pienses tú a que tenga que pensar yo que es lo que tú quieres? Porque yo simplemente me limito a latir, eso de sentir también es cosa tuya por mucho que la literatura se empeñe en divulgar lo contrario. Aunque claro, al fin y al cabo, tú eres yo y yo soy tú y tú eres tú porque yo te bombeo sangre desde aquí... ¿Qué serías tú sin mí? NADA, por lo que acabo de ser cociente de que yo tampoco tengo ni idea de si es esto lo que quiero o si por el contrario es lo que precisamente dejo de querer, lo único que tengo claro es que o decidimos que es lo que queremos o acabaré dejando de latir, tú decides neuronitas. Y sí, es una amenaza.
[Lo mejor para evitar desilusiones es ser una persona realista sin perder jamás el optimismo que debería definirte.]

Esta es ahora mismo la lucha interior que tengo conmigo misma y me está costando, las dicotomías sentimentales nunca han sido mi fuerte. Pero aquí estoy, debatiendo conmigo misma si es necesario reprocharse a una misma de esta manera, aunque hace tiempo leí (Y si no es así me lo invento como lo estoy haciendo ahora mismo, pero ojo, si dices que leíste algo en no sabes donde automáticamente coge más argumento y consistencia, comprobado) que una buena mujer (O un bonito proyecto) se pierde a sí misma mínimo unas tres veces al mes, y esto no es por gusto, no, no. Nos perdemos para encontrarnos con fuerza o eso es lo que dice la teoría, pero de la teoría a la práctica hay algo bastante importante: El hacerlo.

Y esto es así porque mi día hoy empezó con la reserva de mimos bajo mínimos e inocente de mí, pensé que llenar el deposito sería mucho más fácil de lo que al fin y al cabo ha sido (para otros más barato) Igualmente, siempre he sido una niña, adolescente, proyecto (y ahí me quedé), mujer... de rayadas monumentales, algunos vieron eso en mí como el mayor de los encantos y otros en cambio, el mayor de los lastres pero lo importante... ¿Cómo lo veo yo? En fin, que más da eso ahora.
La cosa es que mi reserva sigue igual (O peor) y mi dicotomía sentimental ya se me ha olvidado por completo. Ese es otro de mis encantos. Soy de rayadas monumentales Y fugaces.



Por muchos pulpos que tengas en tu cabeza no te sientas menos humano por sentirte incomprendido en algún momento puntual, un día, diez minutos de tu vida, dos semanas o diez años. Al fin y al cabo acabarás encontrándote a ti mismo si sigues buscando, sin olvidar que lo que no encontramos (o perdemos) muchas veces se encuentra delante de nuestras mismísimas narices. Y tú... ¿Te has buscado ya?


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