Tumblr Mouse Cursors

martes, 7 de abril de 2015

Poesía en mi espalda.

Y yo que pensaba que el amor era eso que hacíamos cuando entrabas en mi habitación,
 me abrazabas por la espalda y de soslayo
acabábamos follando contra el suelo frío.

Y ahora resulta que no,
que la gente se muere de amor y de pena,
que lloran por ausencias
y se creen románticos por leer poesía.

Que ingenuidad más tonta...
Ven, que vamos a demostrarles en que consiste esto.


jueves, 26 de marzo de 2015

Ven y sírvete tú mismo.


Fuimos muy de follar hasta exprimirnos por dentro, como un zumo de naranja demasiado fuerte.
Fuimos nuestro buffet libre favorito para un desayuno clandestino.
Fuimos un interrogante constante, una mano que no asfixia pero aprieta.
Fuimos un ejemplo para muchos; y un ejemplo para mí misma del "no debo"
Fuimos un suelo mojado, mis pies en tu espalda, tus manos en mi pelo.
Fuimos olor a incienso, un domingo en mis caderas, un día cualquiera en tus rodillas.
Fuimos droga y dolor a partes iguales, adicción y miedo.
Fuimos un "ven y sírvete tú mismo", que yo desde aquí arriba te veo más guapo.
Fuimos tu respiración en la mía, mis pulmones suplicando una bocanada más.
Fuiste latidos descompasados apretando fuerte, tus dientes hirientes, una sonrisa triste.
Fui un mar de miradas que gritaban, mis uñas clavadas en tus esquinas, una sonrisa triste.

Fuimos todo eso que no debe ser pero que volvería a creer mil veces si hoy lo pidieras.


domingo, 1 de marzo de 2015

Oda

Oda a la libertad, a la felicidad, a la vida.
Oda al no, al si, al amor propio.
Oda a los silencios, a las palabras, a la poesía.
Oda a decir adiós, a enamorarnos de nosotros mismos, a desenamorarnos de otros.
Oda a crecer, a superar, a crear e imaginar.
Oda al sexo, al amor y al vino,
a las noches, los sueños, las resacas de ti,
a todas esas veces que sin dudarlo te dije que si.
Oda a todas esas personas que dicen que estamos predestinados,
a mí por creerlo, a ti por ignorarlo.
Oda a tu respiración sobre la mía, a tus manos rozándome las mejillas.
Oda a todo eso que no es amor pero lo hacemos.
Oda a la realidad, a mi imaginación, a tu espalda,
a mis ganas, tus lunares y mis lunas.
Oda a mis motivos, a tus respuestas, a nuestros miedos,
a la ginebra que bebo de ti, al dolor de haberte tenido tan dentro.
Oda a los siempres, al primer amor, a los recuerdos,
a la infancia, las miradas y los besos.
Oda a tus abrazos que curan, a tu sonrisa de medio lado,
a mí en las camas de otros, a otras en tu cama.
Oda a todos los errores que no fueron error porque eras tú.
Oda a todo lo que te digo sin decir ni mu.


miércoles, 11 de febrero de 2015

La historia de X.

Todo cambió el día que me vi sin maquillaje y no fui capaz de reconocerme a mí misma. Ese mismo día me di miedo, ¿realmente era una desconocida la que me estaba escrutando al otro lado? Sentí terror y unas ganas inmensas de coger todos los potingues que guardaba en el segundo cajón. Pero no lo hice. Seguí mirando a esa persona, percatándome de cada uno de los detalles que tanto tiempo había ignorado; un grupo de pecas por aquí, una marca por allá y alguna que otra arruga, o como lo llaman las mujeres que alardean de que el paso del tiempo no les preocupa, marcas de expresión. La verdad es que en mi cara no había mucha expresión desde hacia unos años, me había convertido en algo que no padece pero siente mucho.
Y recalco lo de "algo".
Lo peor no era odiarme a mi misma, ni siquiera era el hecho de rodearme de hombres que me faltaban el respeto porque total, si yo misma me lo faltaba ¿Por qué no iba a dejar que otra persona lo hiciera? Lo peor, sin duda, eran las distorsiones. En menos de cinco minutos podría pasar de verme "bien" frente al espejo a ver a un monstruo en él. ¡Y eran reales! Estaba allí, podía cerrar los ojos una y mil veces que aquella imagen seguía presente frente a mí, y terminé creyendo que aquel monstruo no era otra cosa que el reflejo de mi misma. De lo que los demás veían de mí.
La comida solo fue una excusa. De pequeña siempre había disfrutado comiendo en sociedad, me gustaba, nunca tuve ningún problema y en casa siempre se comió bien.  La comida solo fue un blanco fácil contra mí, era relativamente sencillo privarme de la energía que me mantenía.
 Nunca jamás me sentí bien más de dos segundos seguidos cuando perdía peso. El éxtasis llegaba y era algo tan efímero que ya estaba pensando alguna otra cosa para conseguir más. Siempre quería más y por contradictorio que parezca la falsa aprobación de los demás nunca hizo que me sintiera mejor, nunca me vi más guapa, nunca sentí que estaba más delgada y pensaba que nunca sería feliz.
Volviendo al día que me miré en el espejo, a mí, a X sin maquillaje, algo en mí hizo "chas", como una luz que lo barre todo. Después de ocho años de tratamiento algo dentro de mí sintió que la chica que me estaba mirando con cara triste era yo pidiéndome auxilio, era yo gritándome sin voz que por mucho que tapase mi cara mis heridas no iban a sanar sin enfrentarme a ellas.

Ese día no ocurrió algo milagroso. La enfermedad no se fue definitivamente de mi vida hasta pasar un buen tiempo. No hay magia en esto, un día no te despiertas y dices "voy a comer bien y no voy a vomitar nunca más". Eso nunca llega. Pero si llega un proceso de mejora en el que tras hacerte mucho daño a ti misma sientes que debes rendirte, porque rendirte no significa abandonar, significa aceptar que necesitas ayuda. Significa que todas esas personas que una vez te llamaron "gorda" se esfuman de un plumazo, empezando por ti misma. Significa que empiezas a sentir que tu cuerpo solo es un vehículo, nos mantiene en pie y nos lleva a los lugares que nos hacen felices y que por ello debes curarte. Significa que la herida picará, que picará mucho porque está sanando, querrás extirpar esa herida de ti, pero aceptarás que es muy difícil extirparte a ti mismo y verás que algún día en esa bonita cicatriz nacerán flores y estarás curada.



--
Gracias por inspirarme, X.
Porque todas ellas son X y porque cada día me roban un poquito más de corazón.