Hoy es un domingo cualquiera, excepto por...
Es casi medio día y escucho a los vecinos reír, cantar, gritar... ¿Se estarán vengando por la noche que les hice pasar? Vuelvo a cerrar los ojos. Son las dos de la tarde. Demasiado tiempo en la cama. Muchas cosas que pensar, demasiadas decisiones que tomar. ¿Será este otro puñetazo en la mesa? ¿Será el definitivo? Me levanto, me vuelvo a tumbar. Intento cerrar los ojos. Resaca. Me duele la cabeza, me sobra ropa, y ahora me falta, me la vuelvo a poner. Tengo hambre. No quiero comer. ¿Qué hago? Actitud positiva. Estoy hasta el coño de lecciones de moral. Me quejo. Sonrío. Debo hacer algo diferente. Reordeno en mi cabeza todo aquello que quiero hacer. Busco recetas de comida sana. Me vuelvo a tumbar. Cierro los ojos y duermo. Me despierta un mensaje suyo. Yo también te echo de menos. Vuelvo a pensar en todo aquello que quiero hacer. ¿Qué hago con todo aquello que no estoy haciendo? Me arrepiento de haber mantenido demasiado tiempo en mi vida a gente estúpida. Doy una vuelta en la cama. Me falta él, o algo parecido. Demasiado lejos. Otra vuelta. Vuelvo a pensar en demasiadas cosas. Llego a la conclusión de que soy asquerosamente feliz. Me encanta mi vida. ¿Lo estoy haciendo bien? Venga, joder, sabes que lo puedes hacer mejor. Siento vértigo, ¿serán nauseas? Demasiado alcohol barato. Mierda, estoy echando de menos. Me tumbo. No quiero comer. Pongo algo de fondo, duermo. He soñado con él, ¿y sus manos? Debo hacer esto, debo hacer lo otro. Quiero viajar. Voy a hablarle. Dejo el teléfono, lo vuelvo a coger. Me vuelvo a quejar, pero sonrío. Joder, Tatiana, no te soporto. Pero como te quiero, hija de puta. Me miro, tengo el culo gordo, pero me gustan mis curvas. ¿Si? Me lanzo un beso. Voy a la cocina. Café. Huele bien. Me muerdo el labio. Enciendo una vela. Abro un libro. ¿Dibujo? Me voy al sillón. Me hago la simpática, nadie me hace ni puta gracia. Vuelvo a mirar el móvil, es él. Sonrío por primera vez de verdad en todo el día, "a verla", me hago un selfie, me hago 10, decido qué foto enviar. Elijo la más ridícula. Respuesta. Sonrío otra vez, ¡su puñetera nación! Me pongo a trabajar. No rindo, no es suficiente. Me duele la cabeza. Ibuprofeno. Pies fríos. Me vuelvo a meter en la cama. "Hoy he pensado mucho en ti". Vuelvo a trabajar. Escribo tres líneas, dos de ellas copiadas literalmente. Me autoconvenzo, menos es nada. Hago la lista de la compra. Verdura. No me gusta el tomate, pero voy a comprar. Vuelvo a pensar. Necesito desconectar. Quiero viajar. Hago cuentas. Puedo viajar. Vuelvo a mirar el móvil. Odio las redes sociales, quiero desconectar. Me enfado. Necesito un abrazo. Mi compañera de piso me lo da. Sonrío, pero no sé por qué. Intento hacer balanza. Por supuesto que soy feliz. Sé que todo está en mis manos. Se acabó la autocompasión. Vuelvo a fijar metas. Quiero mejorar mi inglés. Quiero ser la mejor. Relájate, Tatiana. Paro, suspiro. ¿Cómo lo hago? Vuelvo a empezar... Se acabó. Me siento orgullosa. Y de repente me siento triste. Oh dios, necesito un puto abrazo. Me tumbo en la cama, miro mi habitación. Me encanta. ¿Cuándo coño arreglarán esas humedades? Hogar. Abro el portátil. Pienso en ver porno. Acabo poniendo algo de zombies en streaming. Necesito escribir. A nadie le importa. A mí no me importa que a nadie le importe. Sonrío. Me tumbo. Cierro los ojos, me toco el pelo. Se ilumina la pantalla de mi móvil. Lo ignoro. Abro una nueva pestaña. Cierro los ojos. No tengo nada interesante que contar. ¿Dónde cojones está mi inspiración? Vuelvo a sonreír. Escribo.
martes, 16 de febrero de 2016
Sevilla
Suena de fondo cualquier canción,
y tus pies se entrelazan con los míos en este diminuto colchón,
en la mesa dos cervezas casi tan calientes como mi piel,
tus manos en mi cintura y tu boca en mi cuello,
de luz dos velas que se consumen como el tiempo.
Y aprietas, cojo aire fuerte y me giro,
tus labios como primera parada,
mis ojos delatando intenciones,
y tu impaciencia agarrando fuerte.
Subo,
es más divertido verte desde aquí arriba,
tus manos se pierden en mi pelo
y mi única salida es enredar mi lengua con tus ganas.
Y muerdo.
Y como respuesta solo puedes decir:
"Despacio cariño, que esto no ha hecho más que empezar."
sábado, 6 de febrero de 2016
Improvisando.
Soy todas esas canciones que escucho y me recuerdan a ti,
como la coincidencia más idiota le dio la vuelta a esta vida,
como sin intentar poner remedio todo lo llevas a tu terreno,
como yo, con prudencia,
me abalanzo sobre tus silencios,
los pongo de mi parte
y acabamos maullando en cualquier callejón de esta ciudad del sur,
como tú, con descaro y decisión,
acabas haciendo de mis instintos un títere con solo tu mirada
y acabamos rugiéndonos en cualquier bar cutre de esta ciudad del sur.
viernes, 22 de enero de 2016
Me vengo arriba cada vez que bajas,
como si fuese posible evitar esta cara de idiota cada vez que te da por sonreír.
Como si lo que me cuentan tus ojos
fuese la mitad de importante que lo que me dicen tus manos.
He perdido tu dirección
pero desde que estas ganas se han multiplicado por mil
todo esta habitación suena a ti.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)