y no puedo persuadirme de lo contrario,
porque siempre está ahí, latente y palpitando
en una lucha feroz a campo abierto contra la razón.
Y yo, en medio de ellos dos, me hallo en su fuego cruzado.
Amo,
y cuando lo hago, me desvanezco en su intensidad,
me difumino hasta el punto de ignorar quien soy
en su arrasadora fuerza, a veces suave y dócil;
y otras, violenta, súbita y desgarradora.
Amo,
y ello me desnuda,
me descubre y me vulnera;
me eleva en su dulzura y me suelta;
lame mis heridas, luego me veja y flagela.
-Rourke Boada-
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